lunes, 25 de abril de 2016

Un día después

Tocar el cielo te hace consciente de estar pisando tierra.

Quiero hacerme gas y expandirme
en dirección cualquiera
sentido horario.
Un cajón de madera se me hace pequeño,
me falta el aire.
La vida no era esto.
La vida
            no
                 era
                       esto.
Quiero hacerme aire y volar,
tomar sentido de mi existencia
y elevarme a la máxima potencia.
Una habitación desnuda me hace escollo,
me falta el aire.
La vida no era aquello.
La vida
            no
                 era
                       aquello.
Quiero hacerme líquido y flotar,
buscar el rincón perfecto
para mutar.
Un país enorme me asfixia el sueño,
me falta el aire.
La vida no era vida.
La vida
            no
                era
                      vida.

La vida es un intento.
Sólo un intento.
Me falta el aire.

viernes, 15 de abril de 2016

Noto el peso sobre mis espaldas
de toda la injusticia que me rodea.
Eslabón necesario para la continuidad
de una cadena
que atrapa
         sesga
            mata
todo tipo de igualdad existente.
Vértice de este triángulo equilátero
que es la opresión
hacia la mujer
hacia el inmigrante
hacia el discapacitado
hacia todo aquél
que no sea igual que yo.
Me falta el aliento.
Noto el peso en mis pulmones
de todo el aire que no muevo.
Una pieza más de este dominó
que no deja nunca de caer.
Una gota más arrollando
cualquier cosa que flote
en medio de este tsunami
que es el vivir.
Noto la luz salir de mi cuerpo,
la oscuridad cerniéndose sobre mí.
Me falla la vista.
No puedo ver. No quiero ver.
Me falla el oído
para escuchar verdades
y no mentiras.
No tengo gusto ni tacto
para tratar el dolor
del individuo ajeno.
No hay olfato en mi nariz
capaz de identificar el olor
a muerte en el ambiente.
Me faltan sentidos para sentir la realidad.
Me sobran sentidos
para alcanzar la felicidad.