tienes el interruptor a mano?
Porque me pica la piel.
En el vientre,
hacia el costado.
¿Pero sabes qué?
Mañana haré la colada,
cambiaré las sábanas
y le daré un barrido al salón.
¡Enciende la luz, por favor!
No te vayas a tropezar.
¿Y qué? Si no hay voces
ni abrazos, ni besos
tras la aurora.
Son mis pies andando
y no yo quién los guía.
Déjame en la noche
y abre bien los ojos.
Total, ¿andar a oscuras
por qué?
Si tengo el interruptor a mano.
(Poema publicado con el color negro aquí).