"Salamanca que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado."
Miguel de Cervantes Saavedra.
Salamanca, ciudad nombrada patrimonio de la humanidad allá por el año de nacimiento del célebre autor de este churro de blog, oséase, yo. Y no me extraña que así fuera, sus calles, su historia respirable, el dorado brillo de sus edificios, todo crea un ambiente digno de ser disfrutado. Sus dos catedrales, nueva y vieja (se lo curraron en el nombre), a cada cuál más impresionante, con sus cuanto menos inquietantes detalles.
¡Ale, a buscar la ranita |
¿Y de mi viaje y el ambiente universitario que allí se vive qué os cuento? Pues nada, cotillas. Sólo os diré que volvería a estudiar otra carrera por tal de irme allí aunque fuera tan sólo un año. Lástima que el gobierno actual prefiera aplicar recortes económicos en el futuro español antes que despojar de sus lujos a un cada vez más rancio pasado (véase cacerías reales y riquezas eclesiásticas).
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