Pasan los meses, y los años,
y vas cayendo en la cuenta de que,
cada vez,
tienes menos que decir,
y más cosas que callar.
Aún no sabes si por prudencia
o cobardía.
Quizá sea una mezcla de ambas,
al fin y al cabo, si el mundo arde,
arde contigo dentro.
Te importe o no.
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