Pálida tez que me obceca.
Dulces labios que me llaman.
Se cierra la mente. Obtusa mirada.
Tozudez invariable de un corazón impermeable.
Dedos aviesos de mano intranquila.
Una retirada a tiempo como victoria convertida en derrota.
El empeño a la soledad de un alma inquieta.
Yo, mi me, conmigo,
y todas las razones que te quieras achacar.
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