Cuando la tierra que pisas humedezca y te cale los huesos prueba a sobrevolar mares repletos de espumosa ensoñación, respira hondo el viciado aire con olor a melancolía y, por último, sumérgete en esos oscuros ojos que te observan con placentero deseo.
Y si me encuentras por esos parajes,
bésame y di que me quieres
volver a besar.
Pero di que me quieres.
Plas, plas , plas.
ResponderEliminar