No hacemos más
que vivir a destiempo.
Desear la barba
mientras pateamos el balón
para, con los años,
añorar el balón
mientras afeitamos la barba.
A destiempo las ilusiones.
El deseo de cumpleaños
antes de soplar las velas.
El de estrella fugaz,
cuando ésta ya ha pasado.
A destiempo.
El deseo de cosechar
siempre en año
de barbecho emocional.
A destiempo todo.
La melancolía del haber tenido,
cuando ya no tienes.
La nostalgia del haber querido,
cuando ya no quieres.
Incluso, ¡quién sabe!
la experiencia de haber vivido
cuando ya no vives.
A destiempo morimos,
y nos matamos a deshoras.
"¡Por cada minuto!" nos prometimos,
para acabar durmiendo a solas.
A destiempo
la inocencia si madurez,
a destiempo
la espera cuando impaciencia,
a destiempo
el insomnio mientras los sueños.
Y a destiempo
la vida entre los muertos.
A destiempo se puede leer este poema, o al menos, a distintas velocidades. De lectura y de re-lectura.Con el último párrafo paralizas el tiempo y nos haces saborear las pausas en cada línea.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un beso!
¡Muchas gracias! Me alegro de que te encante.
EliminarEfectivamente, es un poema para leer con pausas, y así lo hice en su momento. Lamento no poder dejaros prueba de ello.
¡Un beso!