miércoles, 30 de mayo de 2012

Grandes inventos de la historia (II)

De camino al trabajo a plena luz del rubio que como te pille te pone moreno.
Acordándote de las mulas del que inventó el calor.
Arrepentido de no haber cogido ese maravilloso coche con climatizador que tienes aparcado en en la puerta de tu casa.
Cuando de repente aparece una chavalita de buen ver en una scooter con las ropas típicas de esta época veraniega y piensas: benditas calles adoquinadas.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Cosas de la vida (VII)

Beberte el café a cucharadas cuando está a punto de fusión con el cristal del vaso que lo contiene.
Parece una tontería pero es, en realidad, una verdad universal, el poquito a poco que te quemas.
Y no me digáis que no. Cuando el arroz con pollo quema pa' tó sus mulas, de nada sirve el conocido "coge por los laditos, que por ahí no quema". ¡Y una mierda! Todos sabemos que lo único que funciona es ir granito a granito de arroz durante los primeros siete minutos, y soplando, claro está. Quien no lo haya hecho así sabrá que durante los próximos dos días tuvo una lija por lengua que le imposibilitaba saborear cualquier cosa.
Bien, al tratarse de una verdad/ley universal tal y como la ley de gravitación universal o la verdad tostada con mantequilla cae boca abajo, el poquito a poco que te quemas lo podrás encontrar en muchos otros aspectos de la vida.
Pasa con el fútin (footing para los que aprueban inglés). Prueba a no hacerlo poquito a poco, y en tres minutos estarás quemao.
Con el alcohol, igual. Bébete un buen trago de tequila sin limón ni sal y notarás arder por dentro, seguido del típico ¡DYAAH SIPOTEH! en cordobés, o el "DIO PISHA COHONE CABESA JUAN" en gaditano.
En el amor. Aquél que se haya achicharrado de primeras por tomarse el amor a la ligera (toma pareado), verás como a la próxima vez se le oye decir el clásico "poquito a poco bonito/a".
Ocurre de igual forma con el pecado. Si una mentira, a base de repetirla hasta la saciedad se convierte en verdad (o eso queremos creer a veces), un pecado, si se va cometiendo poquito a poco, no lo es tanto. Me explico:
Según nuestra amada Iglesia (jejeje...amada...), hay dos formas básicas de caer en pecado: incumplir alguno de los diez mandamientos, o rendirse a la tentación de los siete pecados capitales (Madrid, París, Londres, etc.).
Si la primera de las dos te cuesta un par de padrenuestros y avemarías (penitencias aproximadas, no me las conozco al no pecar), la segunda de ellas se supone te revocará al castigo eterno (una conversación interminable e infinita con Rajoy...¡SHIN PARAGUASHH!...o algo así). Menos mal que Dios (jejeje...Dios...) es misericordioso (qué grandiosa suena esta palabra para tener este único uso) y nos perdona a todos (excepto a gays y lesbianas, faltaba más).
Bueno, a lo que iba, que me pongo a hablar de ciencia ficción y se me va el santo al cielo (jejeje...¿lo piyas? santo...al ciel...bah da igual). Tú, que eres muy listo y para nada quieresh una charla shin paraguash con nueshtro amado sheñor preshidente (jejeje...amado...), pues decides pecar poquito a poco para no arder en el infierno, y lo haces mediante el incumplimiento de los mandamientos. Empiezas por no amar a Dios sobre todas las cosas o, al menos, sobre una de ellas. Comienzas a mentir por tal de robarle un beso. Los pensamientos y actos más impuros, para ti los más necesitados, en ellos pronunciarás el nombre de Dios en vano, y codiciarás su deseo para hacerlo tuyo cuando te plazca. Codicia y Avaricia cogidas de la mano de Gula y Lujuria.
En fin, y así es como, cosas de la vida señoras y señores, se convierte una entrada presuntamente humorística en una mariconada en toda regla.
Un saludo, graciadenada adió.

sábado, 5 de mayo de 2012

Haces calor

En la nuca, ahí mordería.
Cuando menos te lo esperes.
Que se enciendan alarmas y ericen todos y cada uno de los capilares de tu ser. Con o sin permiso.
Desearía poder hacerlo ahora mismo,
pero esta noche no hay estrellas fugaces en el cielo.
Recorrer con la llema de mis dedos toda tu espalda de arriba a abajo.
Como un suspiro fantasmal que se detiene justo antes de llegar al final para con jugar tu respiración.
Echar a arder el camino entre ombligo y deseo con el roce de mi piel.
Pero siguen sin haber estrellas fugaces esta noche.
¡Ay si pudiera parar el tiempo!
Pupilas enfrentadas y los últimos suspiros de placer entrelazados en el contacto de nuestros labios.
Y ya no son ganas de ti sino el ansia de devorar tu piel al ritmo que me marquen las pulsaciones de tu corazón.
Aquí y ahora. Haces calor.