martes, 4 de diciembre de 2018

Fin del sendero.

Al final del sendero restalla una luz.

El relámpago ha caído.
El trueno se presenta,
                                   lejano,
con la fuerza de un adiós.

Apenas ha llegado a mí
                                  su onda
y su eco ya reverbera en mis oídos.

El relámpago ha alumbrado.
El trueno recién aterriza.

El sonido viaja lento,
novecientas
mil
veces
más lento
           que la luz.
Pero su impacto es mayor.

El relámpago ha callado.
Ahora resuena el trueno.

La tierra tiembla,
el cielo se deshace en chispas,
gotas rojizas
de luz atronadora.
De nada sirve el refugio
                                de un paraguas
cuando el vendaval es eterno.

El relámpago ha pasado.
Todavía retumba el trueno.

La soledad de un rayo de sol ahogado,
el copo de nieve sobre punto de fusión,
el blanco de una nube helada.
Todo el frío de la noche arreciándome los dedos.

El relámpago se ha esfumado.
El trueno se vuelve efímero.

Su eco aún reverbera en mis oídos cuando llega la noche.

Ahora todo es recuerdo.

Day after

A veces cometo el error,
grave error, de parar
a hacer autocrítica. 
Y en una de esas ocasiones
cometo el error,
grave error, de pensar en
el problema de vernos
como dos terrenos separados por
una inmensa pared rocosa de altura titánica
-unos arriba, otros abajo-
en lugar de observarnos como
el reflejo de las dos caras
de un mismo espejo. 
Opuestos: sí; distantes: quizá;
pero a la misma altura.

En ese preciso instante

me fijo en el reflejo, en los
del otro lado y en su mirar hacia abajo,
como quien mira
desde arriba.
          No desde el reflejo.

Entonces me da por pensar 

que en verdad he errado,
desando el camino
y sigo mirando hacia abajo.

domingo, 28 de octubre de 2018

Y caer.

De alguna forma, siempre he tenido presente la analogía entre escribir y saltar por un precipicio. No siempre tiene por qué ser así, claro, de hecho, hacía tiempo que no lo era, que jugaba con las palabras para formar un texto que nada se pareciese a la sensación de ver acercarse el suelo sin una red donde yacer; pero en ciertas ocasiones sí lo es.
Quizá sea ahora una de esas veces.
Me he fijado hoy en que, de hace un tiempo a esta parte, cada vez que pienso en escribir algo que me está naciendo dentro, miro de reojo el cuaderno y suelto antes un suspiro profundo desde las entrañas que saque consigo la fuerza y valentía suficientes para hacerlo. Para escribir.
Entonces, se suceden uno tras de otro una serie de pasos y sensaciones idénticas a cada momento que dibujan en mi mente la imagen perfecta de esa analogía citada.
Echar mano del cuaderno es andar con paso lento hacia el borde del abismo. Podría incluso oír el suelo rocoso crujir bajo mi caminar.
Abrirlo por la última página escrita es asomarse al vacío y sentir el viento gélido subir enérgico por la pared vertical. Un aire húmedo. Azul.
Coger el bolígrafo y anotar la fecha de hoy en la parte superior de la hoja es tantear la nada con el pie derecho, buscar una última porción de tierra que me sustente el siguiente paso.
Comenzar a escribir es pisar aire.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Día 29: "La palabra".

Para el vigésimo noveno día de #unmesdepoemas, Elena Medel vuelve a recurrir a la inspiración como motivo primero de la escritura. En este caso, a la inspiración que nos evoca una palabra en cuestión. Esa palabra que hace que el mecanismo se encienda y la escritura se active, como un clic, porque tiene que ver con la memoria, o con los sentidos, o simplemente con la historia que nos crea.

Tenemos que buscar esa palabra, pensar lo que significa para nosotros y para los demás, darle una historia, una vida anterior, quizá otras acepciones nuevas... y escribir un poema.

 Como esta entrada debería ser del día 29 de agosto, y no del 9 de septiembre (que fue cuando escribí el texto), he decidido usar la palabra "tarde". 

TARDE

Cansada la tarde de llegar temprano al crepúsculo, comenzó a ser impuntual a sus citas por pura venganza con el mundo. 
Es así que ahora llega tarde a todo pero a todo llega tarde.

-o-

Su amor la estuvo esperando hasta que, cansado de esperar, pasó a llamarse desamor. A eso también tarde llegó tarde, y cuando lo encontró ya no era ni lo uno, ni lo otro, pues ya solo era tarde.

-o-

Tarde llegó tarde a su dolor y ahora no entiende lo que siente pues solo siente que es tarde.

-o-

Un buen día el final le llegó como siempre llegan los finales: justo a tiempo. Pero incluso a su cita con la eternidad tarde llegó tarde, y ahora, tras su demora, nunca es tarde para el resto porque a la muerte uno siempre llega temprano.

sábado, 1 de septiembre de 2018

Día 28: "El tú a tú".

Para el vigésimo octavo día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos lanza la siguiente pregunta: ¿Cuántas veces has leído un poema y has pensado que te hable a ti? 

De esta forma, la poeta nos introduce en las diferentes formas que hay para fijar ese diálogo en el poema, para crear esa conversación entre poeta y lector: la búsqueda de experiencias y sensaciones comunes, o las preguntas que apelan al otro lado del papel (o la pantalla), la segunda persona. Como ejemplo nos muestra algunos poemas de Ana Cristina Cesar, en los que se usa la segunda persona del singular para implicar al lector en el poema: se dirigen a alguien que no es quien lee, puesto que no se conocen, pero que al mismo tiempo sí es quien lee, porque ese recurso le introduce en la conversación. Es como si escribiera señalándonos.

Y eso es lo que debemos hacer nosotros para el reto de este día: recurrir a la segunda persona para immplicar a quien está leyendo.

Dime tú, que acercas tu mirada,
si las luces de este barco
son solo recuerdo de un mar embravecido.
¿Acaso no notas el suave tacto
de unas sábanas blancas en tu mano?
Todo el día en la calle: los balones,
las combas, los escondites,
la felicidad de una gominola compartida.
Toda una vida en común, sencilla
y acalorada, se presenta vívida
en tu mente
si acudes al sonido
de la niñez con tu recuerdo.
¿Cómo me explicas tú,
    entonces,
esta desazón del presente,
este alejarse del pasado?
¿Por qué en la multitud
se haya uno solo si hasta
en la soledad de antes
encontrábamos amigos?
Dime tú, que acercas tu mirada,
si las luces de este barco
son solo recuerdo de un mar embravecido.

Día 27: "La mentira".

Para el vigésimo séptimo día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos sitúa en la situación de que cuando leemos un poema, firmamos un pacto con quien lo ha escrito: jura decir la verdad, toda la verdad. De esta forma, la poesía se conocerá como el terreno de la autobiografía: todo lo que dice el/la poeta es lo que ha vivido, es su propia voz la que lo cuenta. Por ello, para esta ocasión, el reto consistirá en mentir. Contar una mentira con el poema de forma que el lector crea que sea verdad. Creernos nosotros mismos la mentira para hacérosla creer a vosotros después.

Acaso la mentira
oyese a la verdad
para tomar
de su palabra la certeza
y poder engañar
a los demás.
Es así que yo hago
lo mismo con la mentira
y tomo de su falsa letra
lo justo
para invocar en mí
a la sinceridad.
Es por ello que os
miento si digo
que soy sincero,
y,
si mentiroso me muestro,
os digo la verdad.

Día 26: "La música del poema".

Para el vigésimo sexto día de #unmesdepoemas, Elena Medel se remonta a los comienzos de la poesía para mostrarnos la importancia de la musicalidad, por ejempelo, en los poemas medievales, ya fuera instrumental o por la propia musicalidad de las palabras al ser recitada de boca en boca, para que su difusión fuera mayor. También hace hincapié en evitar la aparición de cacofonías o rimas internas e involuntarias dentro del poema, que hacen que su lectura sea menos atractiva, y pasa a hablarnos después de la musicalidad de los poemas de Lucía Sánchez Saornil, basados en una sintaxis rota. Esta forma de escribir da la sensación de que algo falla, igual que si la comunicación fuera a quebrarse.

Por lo que el reto de hoy es algo más complejo: pensar en lo que se dice en el poema, pero, sobre todo, pensar en cómo suena lo que se dice. Para ello deberemos escoger una música para el poema, ya sea a través de la métrica y rima de la poesía tradicional, o con ese discurso roto de los poemas de Sánchez Saornil, o incluso con la que nace de la música de la conversación y se dice en voz alta con el tono de la anécdota o el secreto que se comparte con quienes tienes cerca.  

En mi caso he preferido acudir a la métrica tradicional, y he elegido la décima en honor al poeta y cantautor gaditano Fernando Lobo (os recomiendo seguir sus décimas lobunas, cargadas de humor y sencillez). La décima es un poema de 10 versos octosílabos con la siguiente estructura de rima: abbaaccddc.  

LA NUBE ATEA

Veo un cielo azul marino
a través de mi ventana
con una nube temprana
de un color naranja albino.
En su vapor examino
la gama de color que arde
tiñendo en rojo la tarde
mientras yo bebo cerveza
con una sola certeza:
no existe dios que me aguarde.

jueves, 30 de agosto de 2018

Día 25: "La casa"

Para el vigésimo quinto día de #unmesdepoemas, Elena Medel recurre a un símbolo muy recurrente, válgame la redundancia, en muchos poemas y poemarios: la casa. Esta palabra, nos cuenta, hace las veces de "imán" de muchas experiencias: la casa como origen, también como refugio, la casa como todo lo contrario, o la misma organización de la casa para organizar lo que queremos decir. Para introducirnos un poco más en el concepto, nos ofrece este poema de María-Mercé Marçal (traducido por Carlos Vitale):

Mi amor sin casa.
La sombra de mi amor sin casa.
La bala que atraviesa la sombra de mi amor sin casa.
El viento que arranca las hojas que cubren la bala que atraviesa
la sombra de mi amor sin casa.
Mis ojos que arraigan en el viento que arranca las hojas
que cubren la bala que atraviesa la sombra de mi amor sin casa.
Mi amor que se refleja en los ojos que arraigan en el viento
que arranca las hojas que cubren la bala que atraviesa la sombra
de mi amor sin casa. 

 Aprovechando que al día siguiente de que Medel lanzase este reto me encontraba en la ciudad que alberga una de "mis casas", aunque ya no lo sea, me acerqué a la urbanización donde se encontraba con la ilusión de hayar allí la inspiración para el poema. Pero al introducir el antiguo código de acceso a la zona residencial, que aún recordaba 7 años después de haberme marchado de allí, éste me dio error y no me permitió abrir la cancela. Fue tal la desilusión, que tuve que esperar un día más para escribir esto, que no es, ni de lejos, un poema. Pero bueno, se trataba simplemente de escribir, ¿no?.

WARSZAWA - Dzień 2

La vuelta a Varsovia ha sido, en parte, un jarro de agua fría. Los 13ºC de ayer quizá tuvieran algo que ver. Que el código de entrada a mi antiguo piso haya sido cambiado, también. ¿Qué es de mí sin ese código que recordé con pasión, como si fuera algo inmutable y que pudiera usar en cualquier momento no sólo para abrir la puerta de la urbanización en la que viví hace 7/8 años, sino para abrir la puerta al pasado y dejar pasar parte de la felicidad que inundaba mi persona en aquellos instantes y que ésta impregnase mi presente? Si ese código ya no sirve; si he perdido las fotografías que guardaba de aquel año; si al intentar repetir una de las mejores fotos que he tomado en mi vida apenas he conseguido acercarme a lo que era; si quizá ya no sea el mismo que pisó, que vivió, que disfrutó de las calles polacas; si ni siquiera la ciudad es igual; ¿cómo puedo pretender, entonces, sentir lo mismo que en aquellos instantes? Hay felicidad, por supuesto. Pero la pena abotarga mi mente, me inunda el lacrimal. Necesito visitar la ciudad en compañía. Encontrar en la sopresa de mis acompañantes la misma ilusión que yo sentí la primera vez que me maravillé con sus fachadas, sus colores. Necesito volver a volver, pero no en soledad. Solo espero no tener que aguardar otros 6 años para poder hacerlo.

Día 24: "Al borde del suceso".

Para el vigésimo cuarto día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos habla de otra de sus poetas más amadas, descubierta también en su proyecto #ciendecien, Paloma Palao, y de la manera en la que se contiene en sus textos (y cómo los contiene, también); al leer los poemas de Palao, sabemos que va a ocurrir algo, pero el poema sucede en el momento anterior. Es como si la poeta madrileña, con sus palabras, sujetase la acción, como si la retuviera.

Y en esto se basa el reto de este día, limitar nuestro poema para evitar que "estalle", y a la vez limitarlo a una longitud de 10 versos.

También la belleza precisa
de correcta digestión, y así
como la tarde pinta de rojo
los cielos, el amanecer gris,
pesadumbroso y de tardío
desayuno, ha ido sumando
bocados de arte surrealista,
sopas de tomate pop-art y un
panorama ancho de batalla bélica
para añadir presión y prisas a mi caminar.

jueves, 23 de agosto de 2018

Día 23: “Autobio”.

Para el vigésimo tercer día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos muestra varios poemas de la gran Gloria Fuertes en los que la poeta realiza un magnífico trabajo de autorretrato pero, a la vez, retrata a la España en la que le tocó vivir. Tras esto, el reto está lanzado: escribamos un poema autorretrato, o una autobiografía.

En mi haber de espejos
abunda la sonrisa de payaso
frente al foso
y la profundidad de éste
en camerinos;
en su luz hallo
la sombra de cada piedra
que encontré
por el sendero, de cada hoyo
que cavé como refugio;
si hurgo en sus cosquillas,
el reflejo escupe en forma de versos
todas las imágenes
que al mundo esconde y luego
levanta la vista
para acabar diciéndome al oído:
“Todo eso que ves, te pertenece”.

Día 22: "El amor es el muchacho que ardía".

Para el vigésimo segundo día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos presenta a otra de sus poetas favoritas: Elizabeth Bishop. Esta poeta estadounidense, ligada íntimamente a Brasil (donde vivió y tradujo a poetas brasileños), tiene la tradición poética de Marianne Moore o Ezra Pound entre otros. La de la imagen y la representación en la palabra.

Para Elena Medel, leer a Elizabeth Bishop es siempre una inspiración y aprendizaje, por lo que para el reto de este día nos insta a comenzar el poema con uno de los versos de esta poeta, "El amor es el muchacho que ardía" (perteneciente al poema Casabianca);  y que lo continuemos con lo que nos despierta o sugiere.

Allá vamos.

El amor es el muchacho que ardía 
en llamas verdes,
                             infinitas,
aguardando
              la risa clara
tras la tormenta.

Día 21: "Imágenes".

Para el vigésimo primer día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos confiesa cual fue uno de sus descubrimientos más felices en su proyecto #ciendecien, y que ahora cuenta como una de sus autoras favoritas: Alfonsa de la Torre.

Alfonsa de la Torre encajaría, por su edad, en la primera generación de posguerra con autores como Gloria Fuertes o Blas de Otero. Aunque su estética poética no tenía tanto que ver con la de esta generación como con el raro surrealismo de Juan Eduardo Cirlot o con el barroco casi físico del grupo Cántico.

También nos cuenta que, como le sucedió a tantas mujeres de su generación, Alfonsa de la Torre desapareció tras publicar su mejor libro, "Oratorio de San Bernardino", que hizo que Gerardo Diego la considerase la mejor poeta de su generación (incluyendo a hombres y mujeres). Aunque continuó escribiendo, apenas publicó algunos poemas y relatos durante los próximos 40 años. Tras su muerte, su hermano destruyó toda su obra inédita, su correspondencia (con Gerardo Diego, con Juan Ramón Jiménez, con Jaime Gil de Biedma...) y su biblioteca. ¿No os da algo así como 7 dolores leer esto, aunque no conozcáis a la autora y/o a su obra literaria?

Los poemas de Alfonsa de la Torre son pura imagen: se leen, pero sobre todo se ven. Y de ahí nace la propuesta para el reto de este día: escribir un poema trasmitiendo una sensación, y hacerlo con imágenes.

Yo he aprovechado las imágenes de un sueño que me lleva visitando dos noches para elaborar el poema de hoy.

En la luz de la noche
se abre sobre mi cama
una espiral
una caída libre
en la que una cara conocida
da vida al cuerpo de un maniquí pálido
da vida al cuerpo de un maniquí recubierto
de telas negras
de telas azul marino de terciopelo tosco
de telas blancas si son sedosas
una cara conocida dando vida
al cuerpo recubierto de telas formando
red entre ellas
red de telas que aprisiona
los brazos
el cuello
las piernas
el torso del cuerpo
al que la cara da vida
del cuerpo atado por telas
que bailan con el viento caliente
del horno que anida
al final de la caída
y arden con el viento caliente
del infierno que alberga
el fondo de la espiral
y que acaba con
mi cuerpo saltando de una cama
empapada en sudores.

martes, 21 de agosto de 2018

Día 20: "El poema de amor/desamor, o no".

Para el vigésimo día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos presenta a la poeta uruguaya Idea Vilariño, y su famoso poema "Ya no...", para situarnos en la propuesta del reto de hoy: escribir un poema de amor/desamor sin que lo parezca, sin que suene a poema de amor/desamor. 

Como ella dice: los poemas no solo hablan de amor, pero también hablan de amor.

Si en medio
del huracán
encuentro
la tranquilidad
de dos jades
brillando lentos,
a pesar de haberlo
perdido todo,
quizás,
     entonces,
la tormenta
solo sea
premonición
de una calma
duradera.

lunes, 20 de agosto de 2018

Día 19: "El poema corregido"

Para el décimo noveno día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos habla de la infatigable necesidad del poeta Juan Ramón Jiménez de corregir sus textos. Para él, NUNCA era suficiente, él no corregía: reescribía. Trabajaba sus textos de manera incansable, pero lo hacía incluso después de darlos a la imprenta. Volvía a escribirlos en algunos casos, repetía el proceso, les daba nuevas formas, nuevas intenciones. Años más tarde, casi convertía sus poemas antiguos en nuevos poemas.

Por ello, el reto de este día es "juanramonizarse": rescatar un poema antiguo y leerlo desde la perspectiva de hoy para después corregirlo o reescribirlo.

En mi caso no me he ido muy lejos, y he retomado un poema que escribí en febrero de este mismo año, y que dice así:

EN LA NOCHE.

Para cuando voy
a cerrar los ojos
al final del día,
se ilumina la ventana
de mi cuarto
y de entre
            las ramas del silencio
resuena un timbre.

Yo pienso rápido
en tu boca por si
el sueño caprichoso
atiende a peticiones
y me viene a regar la cama
con tus besos.

Pero al abrir la puerta observo,
decepcionado,
a la misma luna altanera
que,
    día
          a
             día,
me viene a desear
las buenas noches
que ya no tengo contigo.

Día 18: "Enumeración".

Para el décimo octavo día de #unmesdepoemas, Elena Medel vuelve a recurrir al poeta español Jaime Gil de Biedma para hablarnos de una de sus "técnicas de entrenamiento" para escribir un poema. 

La poeta cordobesa nos cuenta que Jaime Gil de Biedma solía recurrir a la traducción de poetas internacionales basándose en un recurso literario de su elección: el poeta pensaba qué poema quería escribir, qué quería que dijese y cómo quería que lo dijese, y luego traducía a poetas que habían usado el/los recurso/s que pudiesen cumplir con lo anterior. De esta forma, para escribir el poema "Pandémica y Celeste", el poeta barcelonés trabajó las enumeraciones después de repasar poemas de Auden y Rilke durante nueve meses, escribiendo y reescribiendo un borrador que él llamó "un poema de ejercicio".

El reto está lanzado: usar la enumeración para escribir un poema. Allá vamos:

Para calmar en plumas
mi sed de prisas,
busco en el aire las alas
de un jilguero enano,
un mirlo oscuro o una tórtola
con aires de señor.
Sus picos dorados son
luz de roca sobre
un cielo mojado, como
nubes espontáneas:
una lluvia no esperada.
Por ello sigo oteando en los tejados
de un barrio con vista de ladrillo,
para encontrar en las ventanas
las señales claras de
cualquier amor certero:
unas bragas sucias,
calcetines desparejados,
camisetas gastadas por
el roce y la fricción,
y algún que otro grito
tórrido, fugaz, que
escapa sigiloso
entre las líneas abiertas
de las persianas.
El hambre ruge,
el rugido muerde,
abro los ojos y ahí está,
por fin lo encuentro:
un cuerpo efímero
aparta sus ropas de la piel
mientras muestra afecto eterno
por mis dedos de seda y agua.
¡Ya la hemos liado!
Malditas sean las
tardes de verano con sus
termómetros y sus
gaviotas veraniegas;
ahora la sed de prisas
corre más por mis venas
y las plumas se me
pegan en la garganta.

Día 17: "La glosa".

Para el décimo séptimo día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos explica la forma de escribir "mano a mano" junto a los/as poetas que admiremos: la glosa. 

La glosa se trata de un poema dividido en dos tramos: el primero es un poema ajeno, por lo general breve (la norma dictaba que una copla, una cuarteta o una redondilla); y el segundo es la glosa, que reproducía el esquema métrico del poema original, y en cierto modo sumaba y daba por acabado el texto que tomaba como referencia.

Puestos a ello, he decidido tomar la primera y tercera cuartetas del poema "Yo voy soñando caminos", de Antonio Machado:

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!…

Del cielo caen espinas
como de agua se hace el vino:
de una forma repentina,
con fervor y mucho atino.
En mi cabeza aterrizan
cual pájaro lisonjero
con velas que solas se izan
y un batir de alas lijero.
Son hojas de serpentina
de color azul marino
con tacto de concertina
-puro calvario divino-.
Usar paraguas no quiero
pues bien son brasas que atizan
con un canto lastimero
que mis ojos memorizan:
“En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
“ya no siento el corazón”.


jueves, 16 de agosto de 2018

Día 16: "La profecía".

Para el décimo sexto día de #unmesdepoemas, Elena Medel invoca a la simbología religiosa de la poesía del poeta, pintor y profeta William Blake, para retarnos a convertirnos nosotros mismos en profetas y escribir un poema que adelantado a nuestro tiempo, un poema que adivine el futuro, próximo o lejano.

Tras un par de días de feria, tengo el cerebro fundido y he caído en "tópicos proféticos" para adivinar un apocalipsis que está (o no) por llegar. Pero es que era eso, o tirar de poemas ya escritos (se me ocurre uno que bien cabría en este reto de hoy). Y si el reto se trata de activar la inspiración y escribir, ¿de qué me sirve escoger algo anterior? Pues ahí va mi poema profético, con topicazos incluidos:

Será blanca La Luna
y de plata los mares
de un planeta extraño,
    lejano,
cuando de la tierra
surja el rugido
que ponga fin a
las maldades del hombre.
Nacerá entonces de las
nubes un manto para
cubrir los hombros de
aquellas que de amor sufrían
y será un manto precioso.
Lucirán los pájaros
cetros de metal con
piedras preciosas;
coronas de oro con diamantes
encastrados portarán los peces;
suaves telas de seda
para los animales de a pie.
El astro rey alzará su lluz
más allá del horizonte
y sólo las plantas nacidas
del hormigón
darán testimonio del paso
del monstruo que liberó a
La Tierra de los humanos.

Día 15: "Haiku".

Para el décimo quinto día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos propone fijarnos no tanto en lo que se dice, sino en la forma con la que se dice: no con ningún recurso estilístico, sino con la propia forma del poema. Cito literalmente:

"El haiku es una estrofa y un poema al mismo tiempo, pero representa más que un 'molde': resume toda una actitud. Un haiku consta de tres versos en los que las moras del idioma japonés se identifican con nuestras sílabas: el primer verso tiene cinco; el segundo, siete; y el tercero, cinco. Ninguno de ellos rima. Cada uno de estos versos tiene una función en el poema: el primero describe una situación; el segundo describe una acción; y el tercero describe una sensación generada por los dos primeros y como cierre y conclusión del poema."

Mi haiku es el siguiente:

El agua suave
cae en la arena sucia.
Mirada ausente.

Día 14: "El poema ajeno".

Para el décimo cuarto día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos cuenta la historia de James Macpherson, quien descubrió, en 1761, los poemas de Ossian, un bardo gaélico del siglo III. Durante años publicó los poemas que encontraba y traducía, hasta que los medievalistas y el crítico Samuel Johnson destaparon el engaño: los poemas "mezclaban" textos reales, más o menos originales, y composiciones del propio Macpherson.

De esta forma, nos introduce a la existencia de los falsarios, y los relaciona con los autores heterónimos: Juan de Mairena como heterónimo de Antonio Machado, o los más de 70 que llegó a crear Fernando Pessoa. 
Los heterónimos son autores ficticios a los que el autor real (o también denominado como ortónimo) les atribuye parte de su producción, convirtiéndolos, a su vez, en personajes. De esta forma, el autor podía escribir con una voz que no fuera propia, sino ajena, pues en esencia pertenecía a su heterónimo y no a sí mismo.

La propuesta está clara: ¿si fuésemos otra persona, qué escribiríamos?

FAUNA DE UN DISCO-PUB A LAS 2:05 AM.

El viejo león hambriento
bátese en retirada
con las garras rotas
y rota el alma
el único rugir de su cuerpo
es síntoma de estómago vacío
y no de victoria
óyese el reír de la hiena
tras la roca del lago
esperando el turno de
hincar el diente
pero es quien ríe último
quien mejor lo hace
y es por ello que seré yo
              buitre carroñero
quién dé caza y muerte
a la gacela herida.

lunes, 13 de agosto de 2018

Día 13: "La casa de Cristina".

Para el décimo tercer día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos presenta, sin mucho preámbulo, el siguiente cuadro de Amalia Avia (pintora perteneciente al grupo conocido como Los Realistas de Madrid, de la segunda mitad del siglo XX):

La casa de Cristina (1983).

Y, a continuación, nos sugiere lo siguiente:
"¿Qué ha ocurrido?
Alguien llega, alguien se marcha...
¿Quién? ¿Qué edad tiene?"

LA CASA DE CRISTINA

 - Vaya, parece que el día ha amanecido despejado. Ya era hora, este llover incesante me tenía sumida en una pasividad y una desidia tormentosa. Ni siquiera estaba triste, nada de eso: solo me encontraba como... a la espera, ¡eso es: en estado de espera! Aunque sin aguardar nada, que yo recuerde. Quizás la llegada del sol, que hoy sale tan espléndido, tan amarillo él y me calienta las mejillas y me saca de esta modorra continua. ¡Pero mira qué buen día hace! Y madre pretenderá que me quede aquí, otro día más, leyendo en la butaca. Creo que no: hoy la desobedeceré, ¡aunque se enfade! Para todo hay una primera vez. Además, ¿qué se cree, que va a estar siempre reteniéndome en este cuchitril? ¿que no voy a conocer a más personas que ella, padre y esos doctorzuelos que me visitan cada semana? ¡Pues la lleva clara! Llevo mucho tiempo encerrada y esta época de lluvias no ha hecho más que avivar mis ansias de salir a la calle y conocer mundo. Estoy cansada de esta habitación, de estos muebles, de esta ventana que solo me ofrece una única visión de la realidad. Hoy he de salir de aquí y aprovechar el día que el tiempo nos ha regalado. ¡Mamá, mamá! Abre la puerta, ¡me voy!
- Hijita, ¿qué son esos gritos? ¿te pasa algo?
- Sí, me pasa que no aguanto más aquí encerrada. ¡Quiero que me des algo de ropa que no sea este pijama rojo y me dejes salir a la calle!
- Por supuesto, mi vida, ahora mismo te traigo algo de ropa.
- ¿Qué? Pero... yo... creía que...
- ¿Qué prefieres, cariño: el abrigo marrón, o el gris marengo?
- ¿Yo...? Emm, bueno, el... abrigo...
- Te traeré el marrón, cielito, lucirá mejor con este sol de otoño y las hojas caídas del jardín.
- Va-vale, mamá.
- Pero mientras tanto, sé una niñita buena y recoge tu habitación, por favor. No querrás irte a la calle y dejar la cama deshecha y el pijama ahí, tirado como un trapo, ¿no?
- N-no, mamá, por supuesto, ahora mismo lo recojo todo.
- Muy bien, hijita mía, vengo en un santiamén.

Suenan truenos en la calle y una densa llovizna comienza a caer sobre los jardines. La habitación se torna grisácea. Cristina se acerca llorando a la ventana y mira tras de ella.

Ana cierra la puerta.

*Clic*.

Día 12: "Necesito escribir".

Para el duodécimo día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos cuenta la historia de Concepción Estevarena, poeta que comparte con Bécquer una gran cantidad de coincidencias: nacida en Sevilla (como Bécquer) en 1854 (Bécquer nació en 1836) y muerta de forma trágica a una edad temprana (como Bécquer) y con publicaciones póstumas al igual que cierto poeta que seguro adivináis. También nos cuenta lo siguiente sobre ella:

"La madre de Concepción muere siendo ella muy niña , y es el padre quien asume la crianza. Tiene muy claro algo: Concepción tiene que casarse cuanto antes, para salir así de casa cuanto antes también. Y claro... ¿Qué hombre se va a casar con una mujer que lee? ¿con una mujer que ESCRIBE? De manera que el padre de Concepción le prohíbe escribir. Pero como ella quiere hacerlo, como ella LO NECESITA, se las arregla. Sin papel y sin pluma, su página en blanco es la pared de casa. Su momento de escritura, las mañanas: mientras trabaja el padre".

Y tras esto, nos propone: "piensa en el poema que necesitas escribir. En un poema que no puedes dejar al margen durante más tiempo. Algo que tienes que decir a alguien, o a ti. Como si tuvieras sed. Como si tuvieras hambre. (...) Si solo te quedase media cuartilla y un poco de tinta en el bolígrafo, ¿qué escribirías?" .

Pues yo, posiblemente, escribiría lo siguiente:

Crece en mí
el fuego de andar
haciendo camino
sobre el que mirar atrás
y reconocerme.
A cada paso noto
aumentar adentro
el crepitar de letras ígneas,
ardientes.
Todo mi cuerpo es ya
un batir de fuelles
que soplan versos
al centro del volcán.
La erupción es inminente.
Si tú no vienes pronto a extinguirme,
¡ay de mí! ¿quién lo hará?

Día 11: "La noticia".

El undécimo día de #unmesdepoemas debe venir acompañado, según Elena Medel, de un periódico del que rescatar una noticia y hacer lírica de ella. 
A mí, el undécimo día me pilló con resaca de Chouffe y a unos pocos de kilómetros, más de 100, de mi actual domicilio de residencia; por lo que no fui a comprar el periódico por eso de no fallarle a mi kioskero habitual (que no tengo), y tampoco me iba a poner a desgranar una noticia seria para sacar de ella los versos que se requerían para el reto (por eso de la resaca cervecera). Así que la noticia, por llamarlo de alguna forma, fue escogida de un diario digital, y los versos que extraje de, o escribí sobre ella, son los siguientes:

EL PORNO EN REALIDAD VIRTUAL: UNA INDUSTRIA MILLONARIA PERO NO TANTO.

la industria del porno en realidad virtual
sonríe de forma lasciva:
"hay mucha demanda"
                           dicen
pero yo sé que quieren más

porque en realidad
el porno en realidad virtual
es sexo virtual no real
pero sexo al fin y al cabo

y de eso siempre se pide más

porque en realidad
el porno en realidad virtual
es porno real no virtual
y es dinero por lo tanto

y de eso siempre se pide más

y mientras tú te exploras la piel
en un falso entorno virtual
hay actores y actrices
en medio de un orgasmo
procurando mantener la quietud de un
casco con diez mil cámaras
y hay cincuenta millones de dólares
provocando erecciones que duran
más de los dos minutos que tardas
tú en correrte con
esos gemidos envolventes
esos coños en 3-60
esas pollas en 3-60
ese sonar de chanclas en carrera
ese estar envuelto en una realidad
que ya te gustaría
pero que de momento es virtual
como el sexo que sientes
como el gemir que escuchas
como el orgasmo que no provocas


Día 10: "El sueño".

Para el décimo día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos pide, con anterioridad, que apuntemos el sueño de la noche anterior y escribamos un poema con él. Lástima de quien no lo recuerde, de quien no lo sueñe. Y tal fue mi caso, que he tenido que recurrir al sueño de tres noches después. Resultado, este que véis:

Sábanas mojadas.

Bajo la tenue luz
de una persiana entreabierta:
los reflejos de una luna encarnada,
la textura de una rosa húmeda,
el rocío de un mástil marinero.

En la sabana de sábanas
suenan pasos de un corazón hambriento,
el pulso de un barco que navega.
La interminable paz de un suspiro.

El aire huele a hombre.
El aire huele a hombre y a mujer
y la habitación,
             en cambio,
está vacía.
No hay nadie.
No hay nada.

Solo
una persiana entreabierta,
los reflejos de una rosa húmeda,
el tacto de un mástil marinero,
el rocío de una luna encarnada,
los pasos de un barco hambriento,
el pulso de un corazón que navega.

La interminable paz
de un suspiro.

Día 9: “Mi secreto”.

En el noveno día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos cuenta un breve anécdota de Robert Browning, poeta y dramaturgo inglés del s. XIX:

"Durante un curso en la Universidad de Buenos Aires, Jorge Luis Borges recogió una curiosa anécdota protagonizada por el poeta Robert Browning. Browning asistía a una reunión en la que se conversaba en torno a uno de sus poemas: unos lectores defendían un sentido, otros apoyaban otro, y etcétera. No conseguían alcanzar un significado que colmara a todos, hasta que alguien se dirigió al silencioso autor. ¿Qué había querido decir en aquel poema? Y entonces Browning, piedra angular de la poesía del XIX, contestó: << Lo escribí hace tiempo. Cuando lo hice, Dios y yo sabíamos lo que significaba. Ahora, solo dios lo sabe>>".

Tras esto, Elena nos pide que contemos un secreto en nuestro poema y que siga siéndolo después de haberlo contado. Que lo camuflemos con imágenes, metáforas y omitiendo información, que creemos una barrera entre quien escribe y quien lee para que la identificación llegue de otra forma. 

Y he aquí mi secreto:

Para hurgar
en la verdad
del dolor que busco,
solo la noche
sabe leer cabras montesas
sobre rocas de marfil.
El sol cayó bajo
aquella tarde,
y desde que
secara el río
no han pisado
mis botas
ciénaga más honda
que aquella en la
que el hombre
perdió su risa.

sábado, 11 de agosto de 2018

Día 8: "Aliteración".

Para el octavo día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos recuerda que la poesía no es sólo el mensaje, sino la forma en que éste se da. Por ello, nos cita la primera estrofa de la rima LII de Gustavo Adolfo Bécquer:


"Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!"

para mostrarnos con ella la importancia de recursos estilísticos tales como la aliteración para crear un ritmo y ambiente que evoque el sentido de nuestras palabras.

Y este fue mi resultado:

Como cuando comía carne
con escuálido cubierto de latón,
cargado de cactus contenía
en mi cara toda
la cárcel
de mi carácter,
es decir:
un bramar de caballos pardos
dando coces por doquier.

Suerte de mi fácil sosiego
que solo con silbarle letras
a la orilla del mar, hallo
la paz del suave vuelo
de una mariposa que,
danzando sola por las
teselas del tiempo,
acaba posando su
espora fértil en mis hombros
para hacerme de nuevo flotar.

Día 7: "Érase una vez un 7 de agosto...".

Para el séptimo día del reto #unmesdepoemas, Elena Medel nos empuja a usar de nuevo la memoria para activar la inspiración, pero de una forma más concisa esta vez: debemos acudir un 7 de agosto de nuestro pasado y recurrir a lo que nos ocurrió por aquel entonces para escribir nuestro poema.

Como con el anterior reto, tampoco pude quedarme con un único 7 de agosto, y en su lugar escogí 10 sietes de agosto, espaciados 3 años entre sí, para que entre todos sumen los 30 años de vida que tengo. Y esto fue lo que salió:

Un 7 de agosto del ‘87
yo era un latido
apenas imperceptible,
un grano de arroz. 
Una ilusión creciente
con más de imaginario
que de real.

Un 7 de agosto del ‘91
yo era unos pañales
rogando por un trozo de pastel.

Un 7 de agosto del ‘94
yo era un crío criando
junto a su hermano
cocodrilos de arena
en la orilla del mar. 

Un 7 de agosto del ‘97
yo era un hermano mayor
dispensando caricias al
nuevo miembro del hogar.

Un 7 de agosto del 2000
yo era un recuerdo borroso
de noches de escondite y
un beso inocente en el portal. 

Un 7 de agosto del 2003
yo era el descubrimiento
de los límites del placer
a través de mis manos. 

Un 7 de agosto del 2006
yo era una Constitución de Cádiz,
una desamortización de Mendizábal
o un sexenio democrático,
yo era un verano encerrado entre
libros con la promesa de 
aspirar a una carrera como arquitecto. 

Un 7 de agosto del 2009
yo era un ingeniero técnico a punto
de serlo,
pero también un amor joven,
una flor en primavera,
la felicidad de un beso en la nuca
y el sexo salvaje y torpe de dos
adolescentes enamorados. 

Un 7 de agosto del 2012
yo era un esclavo en ciernes,
el aprendizaje de un puesto laboral
con mordaza incluida en forma
de salario mensual. 

Un 7 de agosto del 2015
yo era un esclavo feliz de serlo,
era un poeta afligido por los miedos
con un libro clavado en la memoria
y una lista de razones por
las que no volver a amar. 

Este 7 de agosto de 2018
soy solo esclavo de
mis propias decisiones,
soy una nueva vida en
un nuevo lugar,
soy una lista de razones
para amar de nuevo. 
Soy, al fin y al cabo,
todo lo que he sido,
pero con unas canas de más.

viernes, 10 de agosto de 2018

Día 6: "Escritura automática".

Para el sexto día de #unmesdepoemas, Elena Medel acude a la tormenta de ideas, al fluir de la consciencia, es decir: a la escritura automática.

Sentarse frente al papel, y dejar que el torrente corra:

Lucen sombras en la cama
danzando a tientas
con la luz de una lámpara apagada.

Sobre la mesa,
una vida nueva
despierta con las letras
de un viaje recorrido
con la mera intención
de insuflar los brillos
de una sonrisa verde en
la faz de mi escritorio.

Afuera suenan los
cantos insomnes
de una noche en ciernes.
Adentro el rugido
de un deseo que no cesa.

Cierro los ojos.

La cama baila ahora
con las sombras
mientras la lámpara
retorna su luz a la penumbra.

Día 5: "Mi poema favorito, por mí".

Para el quinto día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos propone un juego a la vista sencillo, pero con una variante de dificultad añadida: escoger un poema favorito y hacerlo tuyo al cambiarle una palabra por otra, la que más significado le de al poema, la que más importancia tenga, para cambiarle así el sentido al que nosotros queramos darle.

Este ejercicio viene motivado por la siguiente anécdota de la escritora Virginia Woolf:

"(...) [El escritor Charles] Lamb escribió cuánto le chocaba la idea de que una sola palabra de 'Licidas' [de John Milton] hubiera podido ser distinta de lo que es. Imaginar a Milton cambiano palabras de aquel poema le parecía una especie de sacrilegio".

Yo no supe elegir un único poema, así que realicé el ejercicio con estos dos poemas (os dejo el original con los cambios "a la vista"):


LAS FRESAS EN MAYO (BATANIA)

Siempre pedía fresas besos a mi madre
y mi madre me gritaba
los fresas los besos en mayo
las fresas los besos
en mayo

Y cuando era mayo
yo era un bosque de fresas besos
y en las piernas fresas besos
y en las muñecas
y en el puente de la risa

Pero desde que la ingeniería genética
ha demostrado
que los fresas besos antiguos se equivocaban,
los tengo de enero a diciembre,
el lunes y el martes,
el miércoles
y el remiércoles
y también el treinta y siete
de abril

Y ahora todo es
un cansancio de fresas besos
y un tres por dos
y un bah
y un déjame en paz

PAISAJE CON DOS TUMBAS Y UN PERRO ASIRIO (FEDERICO GARCÍA LORCA)

Amigo, Abuelo,
levántate para que oigas aullar
al perro asirio.
Las tres ninfas del cáncer han estado bailando,
hijo mío.
Trajeron unas montañas de lacre rojo
y unas sábanas duras donde estaba el cáncer dormido.
El caballo tenía un ojo en el cuello
y la luna estaba en un cielo tan frío
que tuvo que desgarrarse su monte de Venus
y ahogar en sangre y ceniza los cementerios antiguos.

AmigoAbuelo,
despierta, que los montes todavía no respiran
y las hierbas de mi corazón están en otro sitio.
No importa que estés lleno de agua de mar.
Yo amé mucho tiempo a un niño
que tenía una plumilla en la lengua
y vivimos cien años dentro de un cuchillo.
Despierta. Calla. Escucha. Incorpórate un poco.
El aullido
es una larga lengua morada que deja
hormigas de espanto y licor de lirios.

Día 4: "Descripción del entorno".

En el cuarto día del reto #unmesdepoemas, Elena Medel cita un extracto de "Lo infraordinario" de Georges Perec, para invitarnos a activar la escritura a través de la descripción del entorno. El escritor francés lo expresa así:

"[...] De lo que se trata es de interrogar al ladrillo, al cemento, al vidrio, a nuestros modales en la mesa, a nuestros utensilios, a nuestras herramientas, a nuestras agendas, a nuestros ritmos. Interrogar a lo que parecería habernos dejado de sorprender para siempre. Vivimos, por supuesto, respiramos, por supuesto, caminamos, abrimos puertas, bajamos escaleras, nos sentamos a la mesa para comer, nos acostamos en una cama para dormir. ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué?

Describan su calle. Describan otra.Comparen.

Hagan el inventario de sus bolsillos, de su bolso. Interróguense acerca de la procedencia, el uso y el devenir de cada uno de los objetos que van sacando.
Pregúntenle a sus cucharillas.
¿Qué hay bajo su papel de la pared?
¿Cuántos gestos hacen falta para marcar un número de teléfono? ¿Por qué?".

Así que la propuesta era sencilla: apartar la vista del teléfono y mirar al frente, ¿qué ves? lo siguiente:

Frente a mí:
           una bolsa amarilla en
           la que Neuman y Prado
           discuten sobre los pormenores
           de la narrativa mientras
           cien historias de
           mujeres valientes esperan
           ser leídas con fervor.

A mi izquierda:
           la búsqueda del frescor
           que se esconde entre cojines
           interrumpida por un ladrido furtivo.

A mi derecha:
           canciones manidas de
           voz aterciopeladas que
           nada me interesan.

Tras de mí:
           ¿Tras de mí?
           ¿Qué será lo que haya
                                 tras de mí?

jueves, 9 de agosto de 2018

Día 3: "Écfrasis".

Para el tercer día del reto #unmesdepoemas, Elena Medel nos define, según el DRAE, el concepto de écfrasis:

1. Descripción precisa y detallada de un objeto artístico.
2. Figura consistente en la descripción minuciosa de algo.


La écfrasis, en resumen, recrea con palabras lo que antes fue creado con imágenes. De esta forma, Elena Medel nos invita a desarrollar el poema del tercer día tomando como base un cuadro que ella misma nos propone: 


"Un mundo" - (1929) Ángeles Santos.
Y esto fue lo que salió:

Subir los peldaños
de una escala infinita
con el único objetivo
de abandonar la superficie
plana de sus mentes
cuadriculadas.

Pisar en falso y caer
al vacío del sueño.

Despertar, y descubrirte
subiendo de nuevo.

Día 2: "Poema anti-Quiroga".

Para el segundo día del reto #unmesdepoemas, Elena Medel nos cita a Horacio Quiroga (escritor uruguayo) con una de las teorías que escribió en su "Decálogo del perfecto cuentista":

"No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino".

Y después de citarlo, y a pesar de darle la razón, nos incita a desarrollar nuestro lado rebelde y hacer todo lo contrario a lo que Quiroga enunció: coge algo que te haya pasado hoy, y escribe un pequeño poema sin reposo ni corrección. 

Este fue mi texto:

Para escribir sólo se necesita
de un soporte que sustente
nuestras letras y una herramienta
que las plasme sobre él.
Listo, ya has escrito.
Aunque no siempre es suficiente,
y la mera existencia de
nuestras palabras sobre dicho
soporte, en este caso el papel,
precisa de un significado que
le de sentido a haber escrito.
Buscas en lo cotidiano
para dar rienda suelta a la inspiración,
pero te encuentras con una imagen
blanca, borrosa incluso, propia de
un día monótono y aburrido.
Miras el reloj y te sorprendes
con que el día se ha esfumado.
Observas a través de la ventana
los colores anaranjados de
la tarde para confirmar que
el sol ya se esconde, que
ya se hace de noche.
¿Dónde han quedado,
                  entonces,
las compras que ibas a hacer?
¿Dónde el paseo por la playa
y la ropa que ibas a planchar?
¿Se habrá hecho la maleta
a sí misma para el viaje
de mañana?
Lo dudas, y lo escribes.
Ahora, todas esas tareas que
tenías pendientes están escritas
en este soporte, papel, por esta
herramienta, bolígrafo, para
atosigarte con su presencia
y dejar caer sobre ti la
pesada losa de la culpabilidad,
que releva a esa desidia
repentina e inesperada que
se ha llevado al día por delante.
Fin. Ya tienes el "qué" escrito también.
Sólo faltaría revisar el cómo,
corregir el texto, los ritmos,
y darle una forma lo más
mínimamente apetecible de leer.
Pero no, de eso trata el reto de hoy:
vomitar sin dejarlo reposar.

Día 1: "Me acuerdo".

Esta será la primera entrada del reto que ha lanzado la poeta Elena Medel en Instagram, y que ha llamado como #unmesdepoemas: escribir un poema diario durante los días del mes de agosto. 
Ella misma se encargará, día a día, de dar unas pautas o mecanismos que nos ayuden a activar la inspiración. Siguiendo esos ejercicios, he ido escribiendo desde el primer día en mi cuaderno, y subiéndolo a las historias de mi perfil de Instagram, hasta que he caído en la cuenta de que tengo un blog un poco abandonado y que me podría servir para dejar constancia del avance del reto (y de haberlo terminado, espero). Así que aquí estamos: yo escribiendo y vosotros leyendo, como antaño solía pasar por estos lares. Sin más dilación, os dejo con el primer día.

El ejercicio del primer día está basado en un mecanismo de activación de la inspiración a través de la memoria, que fue ideado por Joe Brainard (escritor y artista plástico estadounidense), y que llamó "me acuerdo". Se trata de empezar la frase con "me acuerdo..." y continuarla con la extensión que nos parezca adecuada a cada uno, ya sea en prosa o en verso. Elena Medel nos invitó a realizar este ejercicio de una forma impulsiva, con lo primero que nos viniera a la mente tras escribir la frase inicial, dándole más importancia a crear algo creíble y con significado para cada cual, que a crear algo literario. Al fin y al cabo, se trata de activar la inspiración y alimentar las ganas de escribir ejercitando la memoria más que de sacar una novela con el primer ejercicio del mes.

A mí me quedó esto:

Me acuerdo de andar con pañales pidiendo fruta en casa de mi abuela.
Me acuerdo de una mujer disfrazada de tío-vivo armando revuelo en el patio del colegio. Era mi madre.
Me acuerdo de un castillo improvisado con cojines y armas fabricadas con bloques de construcción de plástico. (Quizá sea la única guerra entre hermanos que considere aceptable).
Me acuerdo de ver entrar a mis padres con mi hermano chico, recién nacido, en sus brazos. Me acuerdo de haber llorado de la emoción.
Me acuerdo del último beso que le di a mi abuelo en la estación de trenes de Córdoba tras saltar los controles de seguridad.
Me acuerdo del primer y segundo beso que le di a mi primer amor. Entre uno y otro transcurrieron unos minutos en los que ella vomitó.
Me acuerdo, en perfecto orden cronológico, de las tres primeras veces que hice el amor. A la tercera fue la corrida. (Perdón).
Me acuerdo del primer día que llegué a Varsovia. También del último de mi estancia allí. 

sábado, 24 de marzo de 2018

Luna

Mi luna está dolorida porque
de su boca gotean angustia
y pena para cubrir el hueco
interno que asoma por la herida.
Mi luna está triste,
su piel surcada en temblores
refleja los cobres de un
atardecer lluvioso, el lapislázuli
de una noche iluminada, pero
no más será su luz, sino reflejo.
Mi luna está triste, dolorida,
y en su vientre se alza un rumor
ronco que atormenta:
le faltan sus dos estrellas.

martes, 6 de marzo de 2018

Con los ojos cerrados

He tomado la decisión
de dejar fluir las palabras
sin dejar lugar al vacío.
Abrir la libreta y
activar el piloto automático.
Buscar la sintonía que
antaño sentía con el papel
y no cejar en el intento
hasta encontrarla.
El camino hacia las musas
se me hace arduo. Se olvidan
los pasos cuando no los andas
así como se olvidan los
números de teléfono a los
que solías llamar.
           Cuando solías hacerlo.
Es complejo. Complicado
explicarlo. Pero siento como
una densa bruma al mirar
hacia atrás.
El pasado se presenta incierto.
Un recuerdo conformado por
diferentes collages superpuestos
que a su vez son collages
de imágenes borrosas que mi
mente ordena
- o inventa, no lo distingo-
                  como le viene en gana.
Busco en esa maraña de
fotografías inexactas
el segundo exacto del placer,
de la belleza o el amor,
para enjugar mis
manos en él. Para encontrar
el camino hasta las letras:
el desahogo.
Pero es imposible
-no pueden pescarse nubes en la niebla-
y vuelve a mí la desazón.
El viento azotando cristales,
la mar golpeando los barrotes
de una cancela abierta,
la decadencia de masturbarse
con los recuerdos entre
sábanas nuevas; o con las
sábanas viejas entre recuerdos.
No... no lo sé. No lo sé.
Al final es siempre lo mismo:
uno vuelve hacia atrás/desanda sus pasos/gira la mirada
con el deseo de atisbar de nuevo
un resquicio de luz
y lo encuentra todo oscuro.
Uno encuentra oscuridad y
la frustración de saberse
buscando a tientas.

Es decir,
           con los ojos cerrados.