lunes, 13 de agosto de 2018

Día 13: "La casa de Cristina".

Para el décimo tercer día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos presenta, sin mucho preámbulo, el siguiente cuadro de Amalia Avia (pintora perteneciente al grupo conocido como Los Realistas de Madrid, de la segunda mitad del siglo XX):

La casa de Cristina (1983).

Y, a continuación, nos sugiere lo siguiente:
"¿Qué ha ocurrido?
Alguien llega, alguien se marcha...
¿Quién? ¿Qué edad tiene?"

LA CASA DE CRISTINA

 - Vaya, parece que el día ha amanecido despejado. Ya era hora, este llover incesante me tenía sumida en una pasividad y una desidia tormentosa. Ni siquiera estaba triste, nada de eso: solo me encontraba como... a la espera, ¡eso es: en estado de espera! Aunque sin aguardar nada, que yo recuerde. Quizás la llegada del sol, que hoy sale tan espléndido, tan amarillo él y me calienta las mejillas y me saca de esta modorra continua. ¡Pero mira qué buen día hace! Y madre pretenderá que me quede aquí, otro día más, leyendo en la butaca. Creo que no: hoy la desobedeceré, ¡aunque se enfade! Para todo hay una primera vez. Además, ¿qué se cree, que va a estar siempre reteniéndome en este cuchitril? ¿que no voy a conocer a más personas que ella, padre y esos doctorzuelos que me visitan cada semana? ¡Pues la lleva clara! Llevo mucho tiempo encerrada y esta época de lluvias no ha hecho más que avivar mis ansias de salir a la calle y conocer mundo. Estoy cansada de esta habitación, de estos muebles, de esta ventana que solo me ofrece una única visión de la realidad. Hoy he de salir de aquí y aprovechar el día que el tiempo nos ha regalado. ¡Mamá, mamá! Abre la puerta, ¡me voy!
- Hijita, ¿qué son esos gritos? ¿te pasa algo?
- Sí, me pasa que no aguanto más aquí encerrada. ¡Quiero que me des algo de ropa que no sea este pijama rojo y me dejes salir a la calle!
- Por supuesto, mi vida, ahora mismo te traigo algo de ropa.
- ¿Qué? Pero... yo... creía que...
- ¿Qué prefieres, cariño: el abrigo marrón, o el gris marengo?
- ¿Yo...? Emm, bueno, el... abrigo...
- Te traeré el marrón, cielito, lucirá mejor con este sol de otoño y las hojas caídas del jardín.
- Va-vale, mamá.
- Pero mientras tanto, sé una niñita buena y recoge tu habitación, por favor. No querrás irte a la calle y dejar la cama deshecha y el pijama ahí, tirado como un trapo, ¿no?
- N-no, mamá, por supuesto, ahora mismo lo recojo todo.
- Muy bien, hijita mía, vengo en un santiamén.

Suenan truenos en la calle y una densa llovizna comienza a caer sobre los jardines. La habitación se torna grisácea. Cristina se acerca llorando a la ventana y mira tras de ella.

Ana cierra la puerta.

*Clic*.

No hay comentarios:

Publicar un comentario