viernes, 10 de agosto de 2018

Día 5: "Mi poema favorito, por mí".

Para el quinto día de #unmesdepoemas, Elena Medel nos propone un juego a la vista sencillo, pero con una variante de dificultad añadida: escoger un poema favorito y hacerlo tuyo al cambiarle una palabra por otra, la que más significado le de al poema, la que más importancia tenga, para cambiarle así el sentido al que nosotros queramos darle.

Este ejercicio viene motivado por la siguiente anécdota de la escritora Virginia Woolf:

"(...) [El escritor Charles] Lamb escribió cuánto le chocaba la idea de que una sola palabra de 'Licidas' [de John Milton] hubiera podido ser distinta de lo que es. Imaginar a Milton cambiano palabras de aquel poema le parecía una especie de sacrilegio".

Yo no supe elegir un único poema, así que realicé el ejercicio con estos dos poemas (os dejo el original con los cambios "a la vista"):


LAS FRESAS EN MAYO (BATANIA)

Siempre pedía fresas besos a mi madre
y mi madre me gritaba
los fresas los besos en mayo
las fresas los besos
en mayo

Y cuando era mayo
yo era un bosque de fresas besos
y en las piernas fresas besos
y en las muñecas
y en el puente de la risa

Pero desde que la ingeniería genética
ha demostrado
que los fresas besos antiguos se equivocaban,
los tengo de enero a diciembre,
el lunes y el martes,
el miércoles
y el remiércoles
y también el treinta y siete
de abril

Y ahora todo es
un cansancio de fresas besos
y un tres por dos
y un bah
y un déjame en paz

PAISAJE CON DOS TUMBAS Y UN PERRO ASIRIO (FEDERICO GARCÍA LORCA)

Amigo, Abuelo,
levántate para que oigas aullar
al perro asirio.
Las tres ninfas del cáncer han estado bailando,
hijo mío.
Trajeron unas montañas de lacre rojo
y unas sábanas duras donde estaba el cáncer dormido.
El caballo tenía un ojo en el cuello
y la luna estaba en un cielo tan frío
que tuvo que desgarrarse su monte de Venus
y ahogar en sangre y ceniza los cementerios antiguos.

AmigoAbuelo,
despierta, que los montes todavía no respiran
y las hierbas de mi corazón están en otro sitio.
No importa que estés lleno de agua de mar.
Yo amé mucho tiempo a un niño
que tenía una plumilla en la lengua
y vivimos cien años dentro de un cuchillo.
Despierta. Calla. Escucha. Incorpórate un poco.
El aullido
es una larga lengua morada que deja
hormigas de espanto y licor de lirios.

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