jueves, 10 de abril de 2014

Oxidación

Nunca vi que los colores supieran como saben.
Nunca supe degustarlos.
Pero en cambio tú...

Nunca un olor me causó tanta impresión al verlo
que el tacto quedase aletargado a disposición de mis ojos.
Nunca toqué lo suficiente.
Pero en cambio tú...

Un beso sonoro de sabor irritante.
Un guiño loco con olor y a Marte.
Unos dedos de piel fina y sensible.
Una mano que toca lo que huele,
y saborea todo aquello que siente.
Un átomo de oxígeno corrompiendo el aire como si no hubiera respiración posible.
Pero en cambio tú...

La reducción no es posible si no transfieres.
La oxidación no es posible si no te capto.
Reductor y oxidante de la mano
como si no hubiéramos tús y yos suficientes.
Y sin embargo...tú.

Oxídame, amor,
redúceme entero a tus anhelos.
Oxídame, mujer,
que no quede arena bajo mi suelo.
Pero oxídame, joder,
y que no haya final si es que muero.

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