martes, 22 de julio de 2014

Variedades IV

Mandar a la mierda los demonios del salón,
largar por puerta trasera la paz del baño con cerrojo,
pintar de negro la habitación a golpe de persiana.
Que nada de esto sirva de nada y
buscar refugio en el exterior.

Un patio lleno de flores marchitas
de ruidos infantiles y aires de autosuficiencia
me invita al pirateo emocional,
al culo veo, culo quiero.
¡Y vaya culo!

La sombra de un pino me alienta a probar suerte.
Sugestionable alma en paro,
me baño en sus resinas,
me recreo en su corteza,
y acabo sujeto a los tejemanejes de la inspiración.

Madre que todo lo ve,
inteligencia en mano,
y con un piñazo por aviso,
me indica que mejor no haber empezado,
que la vida en la contemplación no es tan aburrida.
No si eres un árbol.

Malditos los vientos
malditas las mareas
maldita tu presencia,
tu ausencia
y la simultaneidad entre ambas.

Un verano sin amor son sólo temperaturas altas
y caravanas al salir de la ciudad.
Pero un amor sin verano puede ser las tormentas tropicales que le de la gana.

Y eso no es justo.

No hay más.
Se ha cerrado el grifo.
Desmantelo el chiringuito y me lanzo al mar.
Quizá después nos veamos.

Quizá no.

La cerveza dirá.

2 comentarios:

  1. Justo acabo de escribir influenciado por el aburrimiento de las tardes de verano y me encuentro con tu texto. "Un verano sin amor son sólo temperaturas altas" Un placer leerte.

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    1. Un placer ser leído por ti! Que por cierto, se echa de menos tu palabra, a ver si te dejas caer un poco.
      Un abrazo!

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