domingo, 16 de octubre de 2016

A Carmen

Lloraba premonitoria la mañana
de un 12 de octubre
la llegada de un otoño tardío
a nuestras calles.
Entre los aguaceros y los chuzos
que de punta caían,
emanaba el calor del asfalto
despidiendo lastimero
los últimos esbozos
de un verano eterno.
La maquinaria de la vida
lanzaba sus dados una vez más.
Respira, niño, no es tu momento.
Y en la explosión de alivio
surgió como humo hiriente
la carta que marca
el destino de un alma en pena.
Azucenas crezcan en tu
camino, Carmen, hacia la paz eterna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario