lunes, 24 de junio de 2013

Aserrín, aserrán.

Comparten horizonte la Luna más grande del año con el diminutivo de un Sol naciente.
Un cielo azul oscuro y naranja, y todo el abanico que entre ellos cabe, iluminan mis ojos rojos al despertar.

Rojos como la espalda, el pecho y los brazos.
Ya es verano, se hace notar.

Rojos como sus finos labios.
Como los intentos fallidos.

"Seguirá siendo verano por un par de meses más", me consuelo.

Se ha acabado.
Lo sé.
Me lo dijo anoche Juanillo.
O tal vez fuera Juanilla.
No lo sé.

Es igual, es hora de cambiar.

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