martes, 25 de junio de 2013

Mi silencio

Como si de una Luna a escala se tratase,
he podido observar tus dos caras con un sencillo movimiento de muñeca.
Y si bellos cual Luna llena son tus ojos al reflejo de la luz,
igualmente fríos son tus cráteres escondidos al espacio.

Conozco tu silueta, la original, la verdadera, la que no muestras.
Tu verdadero ser tú.
Conozco tus verdades, y tus mentiras,
y la diferencia en tu voz entre ambas.
Tu verdadera voz.
Conozco cuando escribes de memoria, y cuando lo hace tu imaginación,
y la diferencia en detalles entre ambas.

Te conozco a ti,
y a ti cuando eres tú.

Así que permítele a este humilde servidor expresarse sin palabras.
Que no es el orgullo el que habla,
porque hace tiempo que no le dejo usar mi boca.

Y aplica la sabiduría popular de que a buen entendedor,
menos silencios bastan,
porque vale más un silencio que mil palabras.

Que no es la duda lo que ofende.
Que lo que ofende es el descaro.

1 comentario:

  1. El descaro con el que miras a otro mientras me regalas el oído.
    Ese descaro con el que me mirabas cuando no te conocía, pero era esa desconocida la que me atraía.
    Esa atracción que te hizo despojarte de tus miedos y abandonar la infelicidad que tenías al lado del que te martirizaba y llegar hasta mí.
    Yo, el que te ´regaló el oído y te llenó el corazón, el que hizo que cada día regalases mil sonrisas al mundo.
    Yo, al que hoy martirizas y dejas infeliz, porque quieres a otro mientras me miras a mí.

    (por ejemplo)

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