jueves, 10 de abril de 2014

Una historia de dos, o de tres, o de más de cuatro.

Ella hacía juegos de palabras en inglés para decirle que lo único que necesito es a tea.
Él jugaba con las palabras para que leyesen lo único que era incapaz de decir.

Ella corría montañas y parques en busca de alguna flor especial.
Él buscaba en montañas y parques para correrse con alguna  flor, especial o no.

Ella no sabía llorar de otra forma que no fuera en silencio.
Él era un hombre, y los hombres no lloran. Aunque no quisiera reconocerlo.

Ella sonreía de la forma en la que lo hacen la inocencia y la pasión cuando se juntan.
Él sonreía porque así se lo pedían. O porque no. O porque sí. Odiaba su sonrisa, para qué mentir.

En la piel de él hay tinta y sudor. Hay sangre provocada por el dolor.
En la de ella hay otro tipo de tinta, de la que se derrama continuamente, de la que provoca dolor sin sangre.

Ella sabía lo que quería.
Él, sin embargo, no sabía ni siquiera lo que no quería.

Ella lo quería a él.
Él no se quería a él.
Cómo demonios iba a ser capaz de querer a otra persona.

O al menos eso le decía a ella.
O al menos eso se repetía él, mil y una vez, sin llegárselo nunca a creer.

2 comentarios:

  1. Me encanta este también! Y no lo digo por peloteo como me dijiste en el último comentario!! Jajajaja!!!

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