martes, 11 de noviembre de 2014

Amor etílico

Así como giran los coches en una rotonda desgastada,
con la parsimonia del que va sin prisa porque nada tiene que hacer,
el vaivén de los pasos en contra de su propia voluntad,
los sentidos adormilados, atontados, empecinados en servir de algo,
la mente abotargada, borracha de movimiento curvilíneo no uniforme,
la embriaguez de las palabras bebida en sorbos de etílico dulzor.

Ebrio en todo momento,
así lo hacía sentirse ella.
Y así buscaba él sentirse cada noche al salir del bar.

Odiaba a los que le instaban a dejarlo:
"beber para olvidar no te hará mejorar".
Estúpidos,
yo no bebo para olvidar,
yo bebo para recordar.

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