domingo, 24 de febrero de 2013

Arrepentimientos de primera hora


Voy a intentar hacer otro experimento con el blog, de esos que después se me quedan a medias (a medias por la expresión, ya que ninguno de ellos ha llegado siquiera a la mitad de lo que me hubiera gustado). Arrepentimientos de primera hora. De primera porque de última hora me suena a muerte, y aún tengo cosas pendientes para permitirme el lujo de abandonar este paraje terrenal que es la vida.
La cosa es que, conforme vas creciendo, y digo creciendo porque aún me considero joven para hacerme mayor, vas mirando al pasado con cierta mirada de satisfacción y arrepentimiento. No a partes iguales, por desgracia. Las satisfacciones las iré dejando de lado. No es que quiera parecer humilde, simplemente no pegaría hablar de logros personales en una entrada titulada de esta forma. Por ello, enumeraré, de momento uno, a no ser que se me ocurran más mientras sigo escribiendo, mis arrepentimientos a lo largo de estos 25 años recién cumplidos.
¿De qué se trata? Del aprendizaje. Sí, me arrepiento enormemente de no haber prestado toda la atención que tenía derecho (la educación es un derecho, no un deber, ni mucho menos un lujo como pretende hacernos creer nuestro querido Gobierno) en mis años de aprendizaje en primaria y secundaria. Y eso teniendo en cuenta que yo era más bien tirando a empollón que a cafre en clase. Pero ahora que miro hacia atrás, me doy cuenta que lo hacía sólo por ir pasando de año, aprobando con mejores o peores notas, pero basándome en eso, pasar esos años de aprendizaje. Y ahora me arrepiento.
Daría lo que fuera por volver a esos años y recibir las enseñanzas que me ofreciera una profesora de lengua (si no recuerdo mal, no tuve NINGÚN profesor de lengua, todas fueron profesoras) para poder degustar y admirar con total conocimiento el precioso arte de la literatura en general, y de la poesía en particular. Que me hiciera recordar todos esos recursos lingüísticos y poéticos que los grandes de la poesía hispánica utilizaban a su antojo y deseo para embelesarnos en su amado arte. Que supiera gracias a ella saborear cada verso y cada estrofa.
Sé que no es necesario ser un ilustre lingüista para poder recrearse en cualquier lectura. Que me lo digan a mí cuando leo a Escandar Algeet, Carlos Salem o Elvira Sastre, no muy conocidos quizás (aunque Salem cuenta con varios galardones literarios internacionales en su haber), pero capaces de erizar cualquier vello de vuestro cuerpo y levantar el interés por la poesía de igual forma que lo han hecho conmigo. Pero yo concibo el placer o admiración por algo como lo que sucede tras adquirir el conocimiento suficiente de todos o, al menos, gran parte de sus entresijos. Me ha pasado con mi carrera. No tengo ni la mitad de los conocimientos que debiera (muchos menos de los que desearía) sobre ingeniería, lo confieso. O al menos esa es mi percepción de la realidad (aquí va un segundo arrepentimiento, mayor si cabe). Y sin embargo, cuando veo una gran construcción, un proyecto de ingeniería, o cualquier estupidez de nuestra vida cotidiana, por nimia que sea, soy capaz de admirar la gran labor que hay detrás de ello.
Es algo diferente a lo que estaba tratando en principio, puesto que no es admiración por la belleza, sino por la complejidad, pero espero que me sepa explicar con suficiente claridad para que entendáis lo que os quiero transmitir.

Quería ahondar un poco más en el arrepentimiento de mi déficit de interés infantil a la hora de aprender. Nombrar las asignaturas de historia y música entre otras, para hacer igual que con la de lengua española y desarrollar el porqué de mi arrepentimiento. Pero viendo la extensión que ha tomado esto, y que además he perdido el hilo de lo que estaba contando al escribir según me iba viniendo a la mente en  lugar de establecer un esquema central, mejor lo voy dejando, para no aburriros más.

Y tú, ¿de qué te arrepientes?
(no sé para qué pregunto, luego nadie me contesta nada).

4 comentarios:

  1. Venga hombre pues para que tu ultima frase sea falsa y solo por eso voy a contestarte yo...por que no significa que no por no contestar no se te lea...y bueno arrepentimientos ahora que hablamos de eso yo también me arrepiento de muchas cosas tal vez de las mas importantes es lo mismo que tu mi falta de interés por aprender lo que me enseñaban, y que ahora me doy cuenta cuando de ingles por ejemplo cualquiera sabe mas que yo...(sí, también tuve la mala suerte de que la mayoría de mis profesor@s de ingles eran ineptos a la hora de enseñar...pero no me quita culpa por no interesarme yo también) por no decir de otras asignaturas...eso mejor lo dejamos. Otro de mis arrepentimientos y uno de los que me di cuenta ayer por la noche antes de dormir es el de no haber sabido demostrar a la gente que quiero lo que siento por ellos, no no me refiero a pareja ni nada por el estilo...sino a familia, amigos...pero bueno eso es algo que todavía se puede cambiar...tal vez la culpa de eso sea que soy demasiado introvertido y me guardo las cosas para mi...bueno por lo menos Cobachito ya tienes una respuesta :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jesús, a mí no hace falta que me demuestres que me quieres, yo lo sé por tu forma de mirarme menorquetres jajaja
      (por cierto, sabía que comentarías nada más que para llevarme la contraria xD)

      Eliminar
  2. Maldito que bien me conoces...seguro que pusiste esa frase para que te comentara...

    ResponderEliminar
  3. Me arrepiento de haberme arrepentido de algunas cosas...

    ResponderEliminar